lunes, 1 de octubre de 2012

SIDDHARTA ZARDOYA OTIS



Mi  trabajo como escalera mecánica  es una continua fuente de alegrías, salpicada de vez en cuando, por pequeños sinsabores…Aunque dudo de que se pueda calificar de pequeño al zopenco que, hace unos días,  se puso a saltar en mitad de mi recorrido. Debía pesar al menos 250 kilos y por poco me rompe una cremallera.
 Desde luego, nada que ver con las palomas zuritas que se cuelan por los tragaluces abiertos; el otro día, una de ellas, que debía estar cansada, se me acercó andando, y me pidió por favor si podía llevarla al piso de arriba.
A mí, lo que más me gusta son esas niñas zalameras agarradas a papá o a mamá, o esos niños estrenando disfraz de sheriff, con sombrerazo en la cabeza y estrella de zinc en el pecho, impartiendo justicia.
Hora de cierre, comienza mi sesión de meditación zen. Hasta mañana, amigos.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

EPIFANÍA



Como cada día, salió de su casa, dispuesto a atrapar, mediante el carboncillo, retazos de realidad, trazos del espíritu de la vida cotidiana que sólo sus ojos, entrenados por la práctica y el paso de los años, sabían aislar y plasmar, en un instante despojado de todo lo que no fuera pureza.
Se sentó en un banco de aquella plaza anónima y anodina e hizo lo posible para enmudecer su diálogo interno, convirtiéndose así en puro receptor del alma colectiva.
Entonces la vio venir hacia él. La muchacha llevaba un ramo de rosas, se le paró delante y sonriendo, sin decir palabra, le tendió una de sus flores y siguió su camino .Él se quedó en blanco, nunca nadie antes le había agasajado tan hermosamente. Enfrentado a la tarea imposible de plasmarse como espectador y autor, decidió guardar aquel momento en su corazón.
Recogió sus cosas y volvió a casa.

lunes, 20 de agosto de 2012

LOS SALUDOS Y EL SEXO ( II )

Unos millones de años después, nos encontramos con un Tiranosaurio Rex, que ha olfateado a una Tiranosauria Regina con ganas de juerga. Como siente que está cerca, Rex se pone a rastrearla, hasta que encuentra a Regina en medio de un claro. Regina mira a Rex y le pone ojitos y ronronea, como sólo una Tiranosauria con ganas de mimos podría hacerlo. Rex se pone erecto sobre sus dos patas traseras, y como es un Tiranosaurio con cierta experiencia, ya sabe qué es lo que no puede y lo que no debe hacer para motivar a Regina. Por ejemplo, no podría abrazarla, aunque quisiera, dado que sus dos patas delanteras son minúsculas. Tampoco debería mordisquear la nuca de Regina, aunque nuestra Tiranosauria esté para comérsela, pues con la dentadura que gasta Rex, un descuido en el mordisco convertiría a Regina en el plato del dia, en lugar de en compañera de juegos. En fin, que Rex se acerca a Regina bien alzado sobre sus patas traseras, se pone a su costado, y empieza a azotar el lomo de Regina con violentos golpes de cola, hasta que ésta, dolorida, se acurruca sobre su vientre y levanta la cola, momento que Rex aprovecha para ir a lo suyo, y este narrador para abandonar la era de los dinosaurios

domingo, 19 de agosto de 2012

LOS SALUDOS Y EL SEXO ( I )

Desde los tiempos más remotos, algo que ha distinguido a todos los seres vivos con capacidad para relacionarse, ha sido el saludo. El propósito fundamental del saludo era interesarse por la disponibilidad sexual del vecino. Por ejemplo, un alga azul le decía a su vecina resultona, una alga roja: ¿Blub blab? y la alga roja, si estaba por la labor, contestaba "Blab blib", y se ponían a consumar.Si todo iba bien, y el alga azul cumplía como todo un alga, la alga roja se relajaba, abría un esfínter y...¡Plop!, dejaba escapar una burbuja de oxígeno. El hecho de que hoy respiremos oxígeno dice mucho de la virilidad del alga azul, y de la utilidad del saludo.

viernes, 10 de agosto de 2012

LOMEO Y JULIETA


Aquel niño traía el semblante torvo y hosco, como si estuviera rumiando una gran ofensa o una gran pena.
El niño viste ropas humildes, mil veces remendadas y recosidas con la vieja máquina de coser "Singer" de su abuela.
Atraviesa unos albares abrasados por el sol del mediodia, hasta llegar a un tinglado donde hay ropa tendida que se agita blandamente, al compás de las escasas ráfagas de aire.
Mira rápidamente a su alrededor. Abre la bragueta de su pantalón y orina sobre la tierra polvorienta. A continuación, amasa la orina y la tierra, formando con el espeso barro una gruesa bola que recoge, para acercarse a la ropa tendida.
Se planta delante de un vestido de chica, y empieza a frotarlo con la bola de barro, mientras musita :
-- ¿Conque prefieres ser la novia del "Brincarribazos"? ¡ Pues que te lo limpie la madre del "Brincarribazos" ! .

martes, 3 de julio de 2012

EL ALGUACIL

La risa un poco ronca y una barba que siempre pincha, así es como aparece siempre en mi memoria, Dionisio, el alguacil del pueblo. Eterno solterón, era el tío adoptivo de todos los zagales del pueblo. Cómo le envidiábamos cuando, gallarda la figura, se plantaba en el centro de la plaza del pueblo, soplaba largamente la cornetilla con la que anunciaba que iba a dar lectura a algún bando y con su voz, oscura  y poderosa, gritaba a pleno pulmón-- De orden del señor alcalde, se hace saber...--, y cuando terminaba de leer lo que tenía encargado, volvía a hacer sonar su cornetilla, y se iba a otra zona del pueblo, a repetir su lectura.

jueves, 14 de junio de 2012

UN PAJARO EN LA CABEZA

¡ Por lo que más quieras lávate bien esas manos antes de acostarte ! Una vez más el maldito loro había soltado la frase favorita de su madre. Ella, que padecía un trastorno obsesivo-compulsivo, había fallecido hacía unos meses. Ironías del destino, murió de una psitacosis causada por aquel infame pajarraco.
Se le hacía cada día más insoportable la convivencia con aquel repugnante bicho, que, no solo había causado la muerte de su madre, sino que perpetuaba el recuerdo más oscuro y triste de ella.
Se sorprendió a sí mismo pensando, por enésima vez en aquella mañana, en cómo librarse del loro. ¡Vaya dos regalos heredé de ti, madre!, pensó tristemente.

domingo, 10 de junio de 2012

EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA


¡ Por lo que más quieras lávate bien esas manos antes de acostarte !. La voz agria de su mujer resonó desde el dormitorio. 
Ella debía permanecer en la cama de por vida, a causa de una rara alergia al gluten, y no le perdonaba que no hubiera abandonado su trabajo en la panadería, y buscado algún otro.
¡ Como si fuera tan fácil !El tenía ya casi sesenta, y no estaban los tiempos para dejar un trabajo. La enfermedad había acabado con el buen carácter de su mujer. Ella, tan dulce antes, era ahora una arpía inaguantable. 
El tomó la decisión por los dos. Se había traído del obrador un saco de plástico medio lleno de harina. Entró en el dormitorio, rápidamente puso la cabeza de su mujer dentro del saco, lo ajustó a su cuello, y dio varias vueltas de cinta de precintar, apretando cada vez más. Le sujetó los brazos, abrazándola con fuerza, y cuando dejó de resistirse y de luchar, agarró el teléfono y llamó a la Policía.


sábado, 2 de junio de 2012

GREGUERÍAS MÍAS



- Un reloj de arena es una playa con corsé.
- Era un hombre tan inseguro de sí mismo, que iba por la vida con tirantes y cinturon.
- Las montañas son los saltos de alegria que da la Madre Tierra.
- Las medusas son las nubes del mar.
- Qué tienen los esquimales más larga que el resto de los humanos? La sombra.
- Los pezones de una mujer son capullos de rosa en el jardin del amor.
- Hay que echarle huevos al aceite, para tener mayonesa.
Los helicopteros son libélulas con esteroides

viernes, 1 de junio de 2012

CONSPIRANOICO


Despertaba cada mañana sorprendido de no haber muerto la noche anterior. Lo primero que hacía al levantarse era cambiar la zanahoria que llevaba permanentemente pegada a su barriga, desde que una noche, en uno de aquellos sueños que le llevaban a paroxismos de terror y delirio, una voz, que parecía venir de todas partes, le avisó de que mientras lo hiciera así, nada podría matarle. Y el hecho de seguir vivo, le reafirmaba en tan peregrina práctica.
Alguna vez salía a la calle, muy a su pesar, pues sospechaba, según había visto en sus sueños, que podían seguirle sicarios encargados de arrebatarle su zanahoria y su vida. Así, su manera de andar era errática, y su mirar, esquivo, pretendiendo anticipar los movimientos de los transeúntes a su alrededor.
Ayer le encontraron muerto en su cama. Su rostro era una máscara de terror puro, y una zanahoria reposaba junto a él.

miércoles, 30 de mayo de 2012

HUELLAS EN LA ARENA

Edilberto Marañón estaba de vacaciones en la playa. Aquella mañana, a Edilberto se le antojó correr un rato; así que se puso ropa de deporte y salió a la playa. Había amanecido, pero aún quedaba algo del frescor nocturno. Empezó a trotar lentamente, y unos minutos después vio las huellas, marcadas en la franja húmeda de la marea. 
Edilberto nunca había sido especialmente perspicaz, pero algo en su interior le obligó a detenerse y observar con atención aquellas pisadas. Había demasiada distancia desde el comienzo de las huellas hasta la línea que en aquel momento acariciaban unas casi inexistentes olas. Y lo mismo ocurría con el final de las huellas,acababan a demasiada distancia del limite superior que marcaba la línea de la marea. 
Ningún ser humano, que Edilberto conociera, podría haber saltado tan lejos sin dejar sobre la arena la huella de un cuerpo rodando. Se le aceleró el pulso, evaluando diferentes posibilidades. De entre las palmeras salió un payaso que calzaba unos zancos, le saludó mientras el payaso le ofrecía una invitación, y lo vio alejarse. Miró las huellas que dejaba, eran idénticas a las que habían llamado su atención. Suspiró, entre aliviado y divertido, y apretando con fuerza la invitación en su mano izquierda, siguió trotando. 

viernes, 25 de mayo de 2012

HAIKU 2


Eres la pera
limonera, blanca
pero sabrosa

HAIKU 1


nube en el valle.
Perlas de escarcha brillan
sobre tu pelo

INSPIRADO EN "LA CENA JOCOSA" DE BALTASAR DE ALCÁZAR


de exótico buey de kobe
un chuleton, mesonero,
me habrás de servir primero,
porque mi cuerpo se adobe.
De patatas, dos fascales
le harán de mullido lecho,
pues sin estos principales
no quedaré satisfecho.

viernes, 11 de mayo de 2012

TANTRIKA


Invado tus adentros con mi vara.
Recorro, una vez mas, el tierno túnel
en cuyo fondo me haces hombre,
vez tras vez.

Embriaguez de jadeos y sudores compartidos,
nuestros cuerpos se entreveran,
y ya no somos más uno y uno, ni siquiera dos.

Solo somos uno, un cuerpo, un placer,
un ansia inextinguible, un vértigo divino
que se transmuta en pura luz.

Y, hechos ya dulce ceniza,
abandonamos nuestros cuerpos
en un eterno momento de carne satisfecha

miércoles, 9 de mayo de 2012

CONCATENACIÓN


Percibía el cálido zumbido de los hipocampos color limón que, embriagados con los efluvios de ipecacuana, silueteaban de líneas púrpura las musgosas flores de corazón de carnero.
Algo más allá, un chimpancé, ataviado con zahones de guisante, discurseaba asegurando saber el arcano significado del manuscrito Voynich.
Y entonces llegaste tú, festoneada de amores y arreboles. Te postraste a mis pies mientras destilabas rumores de ámbar gris de los capullos en flor de tus pechos, y me ofrendaste tu odio eterno a los roedores y a los perisodáctilos equinos.
Tomé entre mis pedipalpos una alcuza llena de agujeros negros, y troncé tu crisma, dejando fluir el melancólico arquetipo que te colmaba de marsopas.
--María, ojo, el de la 338, hoy está muy revuelto.
--Pobrecito, bastante tiene, con 16 años y en coma irreversible...Espero que al menos sueñe, y sean sueños felices.

domingo, 6 de mayo de 2012

ÁNGEL FIERAMENTE HUMANO



El fracaso le cubría como una segunda piel. Incapaz de responder a preguntas sobre su pasado, se movía por la vida guiado, unicamente, por su instinto de supervivencia. El vacío vertiginoso de su existencia le era ajeno.
Cada mañana, tras el parco desayuno, salía del Refugio de Indigentes y encaminaba sus lentos y vacilantes pasos hacia el Parque Grande. Revisaba las cabinas de teléfono que encontraba a su paso, y de vez en cuando, encontraba alguna moneda, que guardaba con infinito cuidado en algún bolsillo del informe capote con que se cubría aquel invierno.


Otra de las rutinas durante su larga marcha hacia el parque, era inspeccionar cada papelera, recogiendo y guardando cualquier resto de comida que encontraba, para, una vez llegado al parque, sentarse, siempre en el mismo banco, y ofrecerlo a las palomas.
Quizá os preguntéis cómo se tanto de él. Sencillo, soy su ángel de la guarda.

LIBRE, LIBRE QUIERO SER...



Una vez más, su vida estaba rota. Para ella, él no había sido sino un visitante, un rostro amigable, sin otra función que permitirle a ella experimentar con su libertad. Y ahora, ella se había cansado, y le había cerrado su puerta y su corazón, con cerrojo y todo.


Cómo dolía, a pesar de no ser la primera vez, ser despreciado, rechazado, sentirse dañino, malsano, como el moco que nos sube a la garganta tras un ataque de tos, y que todos intentamos, con rapidez y discreción, expulsar lo antes posible de nosotros.


Ahora venía lo más difícil, recoger los pedazos de su corazón y reconstruirlo, y empezar de nuevo la búsqueda del Santo Grial, del ser amado por otro. De repente, sintió lástima por ella. Acaso no era ella esclava de la misma libertad que decía buscar?. Como decía su ultimo mensaje al móvil..."Libre, libre quiero ser..."

URBANITAS



Llevaban meses preparando aquella quincena de mar y playa.
Se levantaron de madrugada, cargaron el coche con todo el equipaje previsto, incluida la televisión pequeña, el equipo de música y el libro de poesías que ella, cada año, se empeñaba en llevarse y nunca terminaba de leer.


En el asiento trasero montaron los hijos y el perro; delante, conducía ella y él ocupaba , silencioso y tranquilo, el asiento del acompañante.


Salieron a la autopista y fueron pasando las horas, mientras la distancia al destino disminuía..


Hay que llenar el deposito, dijo ella- Aprovechad para ir al baño y estirar las piernas. Cinco minutos después, ella vuelve al coche, arranca y continúan viaje.


Treinta kilómetros más adelante, ella hunde el pie en el freno, y cuando el vehículo se detiene en el arcén, se vuelve hacia sus hijos, gritando:--¡ HAY QUE VOLVER A LA GASOLINERA, NOS HEMOS DEJADO A PAPA !

BUCÓLICA


Interrumpe mi descanso la poderosa sinfonía de las cigarras. A mi cuerpo le cuesta responder. Siento en el paladar el sabor acre de los excesos de la noche de fiesta.
Me pongo las gafas de sol y descorro, bruscamente, la cortina de pesado terciopelo.

En el prado vecino a la casona, un burro pasta calmosamente, mientras su miembro viril, enhiesto, se balancea arriba y abajo, al ritmo de sus quijadas.
Un poco mas allá, dos zagales miran al borrico, parapetados tras un murete de piedra.

Les veo intercambiar unas palabras rápidas y una mirada de complicidad, y, de pronto, esgrimen cada uno un tirachinas, y en una rápida andanada de dolorosa puntería, santiguan por dos veces el sexo del espantado pollino, que huye dando corcovas y rebuznando desesperadamente.

Decido saltarme la comida y me zambullo en la cama, el cuerpo me pide siesta.

viernes, 27 de abril de 2012

CHAMBERGO


Chambergo calado hasta las cejas, hispida pelambre asomando sobre la camisa desabotonada hasta el pecho, la vehemente mirada de aquel soldado español no se desviaba, ni por un segundo, de los fortines que los flamencos habían levantado ante las puertas de Gante, único obstáculo para consumar la toma de la ciudad.


A sus espaldas oía trajín de artilleros,  que pausadamente iban colocando en posición los cañones que, en breve rato, descargarían en rápida cadencia una mortal lluvia de hierro y fuego, tras la cual, su Tercio tenía orden de lanzar un asalto que debía concluir con la toma de la ciudad.
Añoraba España, hacía diez años ya que la abandonó, enrolado por hambre, aún obedecía con un “como mandéis”, pero cada día tenía más ganas de decir “adiós”. Y es que era el único que quedaba vivo del año en que se alistó en su Tercio. 


COMUNIÓN


    Habían llegado a Góriz. Como siempre, el refugio estaba lleno. Dejaron sus mochilas fuera y tras echar un vistazo al menú, apuntado en un papel pegado a la puerta, se sentaron en el comedor y pidieron la cena.


    Ya cenados, recogieron sus mochilas y se dirigieron a la pradera, donde montaron la tienda.


    La tarde caía, cuando, en pocos minutos, el rojo cielo de un ocaso glorioso, quedó cubierto por nubarrones preñados de agua, empujados por fuertes ráfagas de un viento cálido, que zarandeaba la tienda.


    Con la tormenta aullando en el exterior,se tumbaron sobre sus sacos. De pronto, ella se incorporó, un fuego brillaba en sus ojos. Se desnudó a toda prisa. Él la imitó. Hacían el amor, aullando contra el viento, lloviéndose caricias uno al otro, perfectamente acoplados, hasta que al unisono con un monstruoso trueno final, llegaron al clímax, y se derrumbaron abrazados.


UNA DE LAS ONCE MIL VIRGENES...


Sonó el despertador, sacándola de un delicioso sueño erótico. Su mano se dirigió, instintivamente, a su vientre, notándolo jugoso y abierto al juego sensual y se masturbó, gozando de las últimas imágenes del sueño que se desvanecía con rapidez.
Recordó entonces su lectura de la noche anterior, un par de páginas de un delicioso librito titulado “Las once mil vergas”, y fue como si se abrieran las puertas de un torrente de deseo. Su mano y sus dedos destilaron la esencia de su sexualidad y su cuerpo vibró y se convulsionó al compás de las oleadas de un silencioso orgasmo.
Jadeante aún, apartó la ropa de la cama, encendió la luz  y se fue vistiendo, despaciosamente, sin poder reprimir una sonrisa de satisfacción. Se sentó en su silla y se calzó las sandalias.


Sor Magdalena se levantó, y con  cuerpo tranquilo y alma inquieta, se encaminó a la capilla.


EL INFIERNO DE LA SOLEDAD

Amanece. Hace años ya que la gloriosa sinfonía de colores no despierta en mí ninguna emoción. La isla, que, tiempo atrás, me parecía el Jardín de las Delicias, ahora es uno más de los Infiernos que retrató Dante. 
El pueblo, y el puerto muestran, sólo para mis ojos, cómo el Hombre es, para la Naturaleza, una enfermedad benigna, de cuyas secuelas se recupera rápidamente.
A lo lejos, en la bocana del puerto, las boyas que marcan los accesos al muelle, oscilan al ritmo de la marea, y las olas, al moverlas, arrancan de las campanas que las coronan, lentos repiques que suenan a toque de difuntos.
Hoy tocan por el pueblo y por el puerto, lo sé, pero llegará un día en que moriré, y no quedará persona alguna que pueda dar fe de por quién doblan las campanas. Espero que doblen también por mí, aunque nadie vuelva a oírlas.