domingo, 17 de febrero de 2013

ARS AMATORIA



De repente, sintió el peso de una mirada clavándose en él.

 En el sonoro silencio que reinaba en la biblioteca, se preguntó si era posible que alguien estuviera mirándole a gritos.

Allí estaba  ella. Nada especial, ya no cumpliría los cuarenta. Su mirada, en cambio, era otra cosa. Hipnotizado por su poder de atracción, siguió  su pañuelo de seda hasta el pasillo de “Clásicos Latinos”. Ella se detuvo, cogió un libro, sacó un lápiz y un papelito, en el que escribió algo. Metió la nota en el libro, lo dejó sobre el estante y desapareció por el pasillo perpendicular.

 Sintió el corazón galopando en su pecho cuando lo cogió, era “El arte de amar” de Ovidio. Frenético, buscó la nota entre las páginas. La encontró. Aún estaba tibia, y exhalaba un sensual perfume a flor de Ylang-Ylang. Decía : ”Te espero en el bar de enfrente. No tardes”.

¡Eterno Ovidio!