Aquel niño traía el semblante torvo y hosco, como si
estuviera rumiando una gran ofensa o una gran pena.
El niño viste ropas humildes, mil veces remendadas y recosidas con la vieja máquina
de coser "Singer" de su abuela.
Atraviesa unos albares abrasados por el sol del mediodia, hasta llegar a un
tinglado donde hay ropa tendida que se agita blandamente, al compás de las
escasas ráfagas de aire.
Mira rápidamente a su alrededor. Abre la bragueta de su pantalón y orina
sobre la tierra polvorienta. A continuación, amasa la
orina y la tierra, formando con el espeso barro una gruesa bola que recoge,
para acercarse a la ropa tendida.
Se planta delante de un vestido de chica, y empieza
a frotarlo con la bola de barro, mientras musita :
-- ¿Conque prefieres ser la novia del "Brincarribazos"? ¡ Pues que
te lo limpie la madre del "Brincarribazos" !
.
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