lunes, 20 de agosto de 2012

LOS SALUDOS Y EL SEXO ( II )

Unos millones de años después, nos encontramos con un Tiranosaurio Rex, que ha olfateado a una Tiranosauria Regina con ganas de juerga. Como siente que está cerca, Rex se pone a rastrearla, hasta que encuentra a Regina en medio de un claro. Regina mira a Rex y le pone ojitos y ronronea, como sólo una Tiranosauria con ganas de mimos podría hacerlo. Rex se pone erecto sobre sus dos patas traseras, y como es un Tiranosaurio con cierta experiencia, ya sabe qué es lo que no puede y lo que no debe hacer para motivar a Regina. Por ejemplo, no podría abrazarla, aunque quisiera, dado que sus dos patas delanteras son minúsculas. Tampoco debería mordisquear la nuca de Regina, aunque nuestra Tiranosauria esté para comérsela, pues con la dentadura que gasta Rex, un descuido en el mordisco convertiría a Regina en el plato del dia, en lugar de en compañera de juegos. En fin, que Rex se acerca a Regina bien alzado sobre sus patas traseras, se pone a su costado, y empieza a azotar el lomo de Regina con violentos golpes de cola, hasta que ésta, dolorida, se acurruca sobre su vientre y levanta la cola, momento que Rex aprovecha para ir a lo suyo, y este narrador para abandonar la era de los dinosaurios

domingo, 19 de agosto de 2012

LOS SALUDOS Y EL SEXO ( I )

Desde los tiempos más remotos, algo que ha distinguido a todos los seres vivos con capacidad para relacionarse, ha sido el saludo. El propósito fundamental del saludo era interesarse por la disponibilidad sexual del vecino. Por ejemplo, un alga azul le decía a su vecina resultona, una alga roja: ¿Blub blab? y la alga roja, si estaba por la labor, contestaba "Blab blib", y se ponían a consumar.Si todo iba bien, y el alga azul cumplía como todo un alga, la alga roja se relajaba, abría un esfínter y...¡Plop!, dejaba escapar una burbuja de oxígeno. El hecho de que hoy respiremos oxígeno dice mucho de la virilidad del alga azul, y de la utilidad del saludo.

viernes, 10 de agosto de 2012

LOMEO Y JULIETA


Aquel niño traía el semblante torvo y hosco, como si estuviera rumiando una gran ofensa o una gran pena.
El niño viste ropas humildes, mil veces remendadas y recosidas con la vieja máquina de coser "Singer" de su abuela.
Atraviesa unos albares abrasados por el sol del mediodia, hasta llegar a un tinglado donde hay ropa tendida que se agita blandamente, al compás de las escasas ráfagas de aire.
Mira rápidamente a su alrededor. Abre la bragueta de su pantalón y orina sobre la tierra polvorienta. A continuación, amasa la orina y la tierra, formando con el espeso barro una gruesa bola que recoge, para acercarse a la ropa tendida.
Se planta delante de un vestido de chica, y empieza a frotarlo con la bola de barro, mientras musita :
-- ¿Conque prefieres ser la novia del "Brincarribazos"? ¡ Pues que te lo limpie la madre del "Brincarribazos" ! .