domingo, 6 de mayo de 2012

URBANITAS



Llevaban meses preparando aquella quincena de mar y playa.
Se levantaron de madrugada, cargaron el coche con todo el equipaje previsto, incluida la televisión pequeña, el equipo de música y el libro de poesías que ella, cada año, se empeñaba en llevarse y nunca terminaba de leer.


En el asiento trasero montaron los hijos y el perro; delante, conducía ella y él ocupaba , silencioso y tranquilo, el asiento del acompañante.


Salieron a la autopista y fueron pasando las horas, mientras la distancia al destino disminuía..


Hay que llenar el deposito, dijo ella- Aprovechad para ir al baño y estirar las piernas. Cinco minutos después, ella vuelve al coche, arranca y continúan viaje.


Treinta kilómetros más adelante, ella hunde el pie en el freno, y cuando el vehículo se detiene en el arcén, se vuelve hacia sus hijos, gritando:--¡ HAY QUE VOLVER A LA GASOLINERA, NOS HEMOS DEJADO A PAPA !

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